Nunca podemos ver el lado opuesto de la luna desde la Tierra, pero eso no significa que sea tan diferente. Recientemente, los rovers y los satélites han comenzado a explorar el lado menos conocido de nuestro satélite. Han encontrado una geología ligeramente diferente a la descubierta en el lado cercano, lo que podría tener implicaciones para navegar por el lado lejano en el futuro.
La misión Chang’E-4 de China aterrizó en el otro lado de la luna hace más de tres años en el primer intento exitoso de la humanidad de hacerlo. Desde entonces, ha estado rodando por la superficie, haciendo descubrimientos como una roca de aspecto extraño y parte del manto de la luna en su superficie.
Ahora, un nuevo artículo analiza un tema que es una fuente de datos inusual: cómo se ha estado moviendo el rover Yutu-2 que forma parte de la misión Chang’E-4. Publicado en Science Robotics, el documento analiza las diversas pruebas y tribulaciones que el rover ha experimentado mientras navegaba por un lado de la luna que las señales de radio de la Tierra no pueden alcanzar directamente.
Sin embargo, el rebote de la señal requerido para comunicarse con Yutu-2 no ha ralentizado al rover. Lo que lo ha frenado es que sus ruedas patinan y se deslizan en algunos lugares y se obstruyen con suciedad en otros. Yutu-2 parece estar navegando por una serie de pendientes suaves que regularmente causan un ligero deslizamiento de sus ruedas, causado por un material de textura similar a la marga arenosa de la Tierra.
Incluso con todos los resbalones y deslizamientos, ha habido notablemente más grumos de tierra adhiriéndose a las ruedas del rover que en otros sitios de la Luna. Esto implicaría una cohesión ligeramente superior del regolito que en el lado cercano. Podría haber varias explicaciones diferentes para esto, incluido que el lado lejano sea atacado por más radiación solar o algo local a la geología de la región del lado lejano.
Otros hallazgos interesantes incluyen pequeños cráteres de impacto a lo largo de la ruta que tomó Yutu-2, algunos de los cuales tenían marcas que indicaban “eventos de impacto secundario”. Eso sucede cuando un meteorito u otro objeto pequeño impacta en un cráter más grande que se formó previamente. Además, parte del material en el fondo de esos cráteres era de “alta reflectancia”, lo que los hacía atractivos para futuros exploradores.
En última instancia, las diferencias entre lo que Yutu-2 encontró en el lado lejano y lo que Apolo y otras misiones ubicaron en el lado cercano fueron relativamente menores. La Luna parece ser la Luna, sin importar en qué lado estés. Eso hace que sea un poco más fácil para cualquier futuro explorador humano, pero aún podría haber otros misterios en el otro lado para desvelar, si la humanidad envía más exploradores allí.
Artículo con fines divulgativos basado en el artículo original en Inglés.
Créditos: Andy Tomaswick, Universe Today
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